martes, 16 de octubre de 2007

Introducción

En la presente tertulia que decido inaugurar el día de hoy, mis estimados colegas, vengo humildemente a exponerles un hecho que recientemente ha cambiado mi forma de pensar: mi visita al Dr. Gerardo (Dr. en literatura) para pedirle que me recomiende libros.

Verán, el Dr. fue una inspiración para mi mientras fue mi maestro de redacción, quedé impresionado por su cultura, muy superior a la mía, así que hace unos días fui junto con la chuchis y le pedimos nos diese una lista de libros que él nos recomiende. Ppues bien, para no hacerles el cuento largo, nos dio una lista de aproximadamente 50 libros de diferentes épocas y autores, en resumen: Lo mejor de la literatura universal.

El inicio de esta lista son 3 libros:
- Relatos de amor y de aventura
- Antígona
- Medea
Los tres tocan temas de la mitoogía griega que, sin temor a exagerar, me tiene extasiado y atento. Sencillamente me doy cuenta de que la mitología griega es fuente de inspiración para innumerables historias: libros , películas, canciones, etc. Y no sólo eso, sino que además, por su forma de describir la conducta humana, de mostrar las pasiones y los deseos propios de los hombres y las mujeres, presentes no sólo en los personajes humanos, sino en sus divinidades, sus fuerzas de la naturaleza, en la literatura griega todo se comporta como lo haría un humano, todo tiene que ver con nosotros los mortales. El pensamiento griego se da a la tarea de descubrir y explicar todo a partir de la experiencia humana, creando así sorprendentes relatos de intrigas, amores trágicos, épicas batallas y campañas que convierten a simples humanos en dioses.

Por otro lado, el lenguaje con que todo es descrito es otro aspecto que resalta por sí mismo: cada frase es un poema, cada canto es magnífico, cada estrofa y antistrofa sorprende por lo rico del lenguaje y su forma de expresar sentimientos. Honestamente, quedé prendado del lenguaje con que hablan los personajes y son descritas las situaciones en las historias griegas. Y para muestra basta un botón.

En la siguiente estrofa, Tiresias, el vidente ciego de Delfos le revela a Edipo que él es el asesino de Layo, pero no sólo eso, sino su hijo y esposo de su madre:

Tú ha tiempo indagas quién fue el asesino de Layo.
Él está aquí.
Es un advenedizo que adquirió domicilio entre nosotros.
Vamos a ver muy pronto que no es advenedizo: es nativo de Tebas.
Y cuando sepa el hecho, no va a sentir alegría.
El que ahora ve, será ciego,
El que ahora es poderoso en riquezas,
Irá a mendigar pan a tierras extrañas,
apoyado en un pobre bastón.
Se va a ver pronto que es hermano de sus propios hijos, y también su padre.
Y de aquella d quien el nació,
Es al mismo tiempo hijo y consorte,
Y para su padre,
Usurpador de su esposa y matador suyo.

Simplemente genial, este diálogo es ´mi favorito de los presentes en las tragedias que he leído de Sófocles. La literatura griega me ha dejado huella, no hay vuelta atrás.

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